Diseñar la estructura de una firma de arquitectura es, en sí mismo, un ejercicio de diseño estratégico. No se trata solo de organigramas, sino de posicionamiento, propósito y capacidad de adaptación. Este artículo te guiará en tres pasos clave para definir una estructura organizativa sólida, enfocada en el crecimiento sostenible y el trabajo con sentido.
Paso 1: define el posicionamiento de tu firma
Toda estructura parte de una idea clara: ¿quién eres como firma?, ¿qué haces?, ¿para quién lo haces?, ¿y qué impacto generas?
Esto es lo que en estrategia se conoce como “posición de marca”, y según la consultora Jean Leathers, es el eje de toda decisión posterior. Para definirlo, hazte estas preguntas:
- ¿Qué tipo de proyectos hacemos mejor y con más pasión?
- ¿Con qué tipo de clientes hemos trabajado mejor?
- ¿Dónde está el mayor valor para nuestros servicios?
Ejercicio práctico:
Revisa los últimos tres a cinco años de proyectos. Identifica patrones. Muchas veces la firma dice ser una cosa, pero en realidad se sostiene con otro tipo de encargos.
Una buena declaración de posicionamiento debe ser clara, breve y potente. Por ejemplo:
“Somos una firma de arquitectura dedicada a crear espacios con sentido espiritual, social y cultural para instituciones que promueven el bienestar colectivo.”
Este tipo de definición no solo orienta la estrategia comercial, sino que te ayuda a salir del agotador “carrusel de licitaciones”.
Paso 2: establece tus estándares y tu zona de confort empresarial
Saber qué tipo de trabajo quieres hacer y qué no estás dispuesto a aceptar es tan importante como definir tu misión.
Ejemplo inspirador:
La firma DeBartolo Architects (EE. UU.), formada por padre e hijo, decidió desde su origen aceptar únicamente proyectos que les apasionaran. Su portafolio se enfocó en arquitectura con propósito cultural y espiritual, como iglesias y espacios comunitarios.
Ellos también decidieron no crecer más allá de un tamaño cómodo (5 personas), para evitar que el crecimiento se convirtiera en una carga en lugar de una ventaja.
Claves para aplicar en tu firma:
- Define el tipo de cliente que quieres atraer y al que le aportas mayor valor.
- Establece una política clara para aceptar o rechazar proyectos.
- No crezcas por crecer. Hazlo si mejora la calidad del trabajo y la vida del equipo.
Paso 3: revisa y adapta tu estructura regularmente
No basta con crear una estructura una vez y dejarla allí. Las firmas más exitosas hacen revisiones periódicas (al menos dos veces al año) para evaluar si lo que hacen se alinea con lo que quieren lograr.
Caso de referencia:
La firma El Dorado, en Kansas City, realiza reuniones semestrales entre sus socios para revisar su rumbo. A veces confirman que todo va bien. Otras veces hacen ajustes estratégicos: cambiar el tipo de cliente, modificar su narrativa, ajustar tarifas o redefinir estándares de calidad.
Este tipo de reuniones permiten:
- Reajustar objetivos estratégicos
- Evitar rutinas que no aportan valor
- Identificar nuevas oportunidades de negocio
- Prevenir crisis por falta de alineación
¿Qué estructura organizativa va mejor con tu propósito?
La estructura debe ser el reflejo del modelo de negocio y no al revés. A continuación, algunos modelos que puedes considerar según tu posicionamiento:
Estructura enfocada en clientes
Funciona si atiendes mercados específicos: salud, educación, sector público, etc.
Estructura por tipo de proyecto
Ideal para firmas que desarrollan categorías distintas (vivienda, oficinas, patrimonio).
Estructura por servicios
Común en firmas multidisciplinarias. Se organiza por arquitectura, interiorismo, ingeniería, etc.
Estructura por líderes
Útil cuando cada socio tiene su propia red de clientes y quiere autonomía operativa.
Estructura tipo estudio
Reúne equipos integrados por tipo de cliente o proyecto. Fomenta identidad, autonomía y enfoque.
Estructura matricial
Ideal para firmas grandes que combinan sedes, tipos de proyectos y especialidades. Requiere liderazgo sólido para evitar ambigüedades.
Recomendaciones para estructurar tu firma de manera efectiva
- No pongas nombres en cajas. Diseña primero el modelo ideal, luego define quién ocupa cada rol.
- Hazlo en el marco de una planeación estratégica. Involucra al equipo de liderazgo y crea consensos.
- No impongas, convence. Explica el cambio con argumentos, beneficios y canales de participación.
- Haz seguimiento. Evalúa el desempeño de la nueva estructura con métricas de rentabilidad, satisfacción y eficiencia.
Conclusión: una firma bien estructurada no se improvisa
Diseñar la estructura de tu firma es una inversión estratégica. Cuando lo haces bien, todo fluye mejor: el talento se queda, los proyectos se entregan con excelencia y la firma crece con propósito.
No se trata de copiar modelos de otros, sino de encontrar el que más se ajusta a lo que tú y tu equipo quieren construir.

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